Un
día supe lo que yo te brindaba y no quisiste escuchar, yo te daba amor, paz,
tranquilidad y una vida llena de abundancia. Abundancia al ser tú, al sentir y
saber que estabas seguro en mí, que en mi encontrarías lo que tanto buscas
afuera y después podrías obtener lo de afuera, pero primero deberías encontrarme
y alinearte y sentirme, pero no me escuchabas por fuerte que hablara o gritara.
Fuiste terco y muchas veces te fuiste de mi lado, para volver a obtener otro
cuerpo y yo, volverte a hablar, primero en amor y calma y después con gritos.
Ahora
de nuevo llego en estos tiempos de cambio planetario y deseo que me escuches,
pues sin mí no eres nada, pero en algún ahora, sea hoy o en vidas futuras
desearas haberme escuchado y por fin escucharas para seguir tu camino a mundos
nuevos y maravillosos, pues soy yo quien los otorga cuando por fin el hombre o
mujer me escuchan.
Yo
soy tu alma